Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marchó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue,
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marchó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue,
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita, Manuelita,
Manuelita, dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.
Manuelita una vez se enamoró
de un tortugo que pasó.
Dijo: -¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer;
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.
-Manuelita -le dijo una perdiz-,no te vayas a París.
Tan coqueta querés ser,-Manuelita -le dijo una perdiz-,no te vayas a París.
parecés una mujer.
Las tortugas sin arrugas
se echan todas a perder.)
(Manuelita por fin llegó a París
en los tiempos de Rey Luis.
Se escondió bajo un colchón
cuando la Revolución,
y al oír la Marsellesa
se asomó con precaución.)
En la tintorería de París
la pintaron con barniz,
la plancharon en francés
del derecho y del revés,
le pusieron peluquita
y botines en los pies.
Tantos años tardó en cruzar el mar,que allí se volvió a arrugar,
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó.
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