miércoles, 18 de junio de 2014

Manuelita: la tortuga



 Manuelita vivía en Pehuajó     
 pero un día se marchó.              
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue,
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita,

Manuelita, dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.
Manuelita una vez se enamoró
de un tortugo que pasó.
Dijo: -¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer;
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.
-Manuelita -le dijo una perdiz-,no te vayas a París.
Tan coqueta querés ser,

parecés una mujer.
Las tortugas sin arrugas

se echan todas a perder.)

(Manuelita por fin llegó a París
en los tiempos de Rey Luis.
Se escondió bajo un colchón
cuando la Revolución,
y al oír la Marsellesa
se asomó con precaución.)

En la tintorería de París
la pintaron con barniz,
la plancharon en francés
del derecho y del revés,
le pusieron peluquita
y botines en los pies.

Tantos años tardó en cruzar el mar,que allí se volvió a arrugar,

y por eso regresó

vieja como se marchó

a buscar a su tortugo

que la espera en Pehuajó.

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